Ucrania - Rusia 1

Publicado el 09 Abril 2014

Escrito por PACO PEÑA para Punto Final


El 22 de febrero 2014, en la plaza Maiden de Kiev, capital de Ucrania, luego de un intenso acoso al gobierno legal de Víctor Yanúkovich, culminó el proceso alentado por EE.UU. y la Unión Europea cuyo objetivo era dar un paso más hacia los territorios “extranjeros próximos”, según la jerga rusa, y apoderarse de Ucrania. Yanúkovich se había negado a aceptar un “acuerdo de asociación” con la UE. Washington y la UE pretendían establecer un nuevo cordón sanitario alrededor de Rusia, que implicaba a corto plazo el ingreso de Ucrania a la OTAN.

Después de la dislocación de la URSS, Washington y sus segundones europeos proclamaron que el enemigo de la guerra fría había sido vencido, pero no por eso cesaron de acosarlo. Rusia fue sometida a presiones, chantajes y a toda clase de humillaciones. Debió beber el cáliz hasta las heces durante los primeros años, contando Washington con un aliado de la talla de Boris Yeltsin. Luego, el proceso de recuperación no sólo económico sino también político, moral y militar encabezado por Vladimir Putin, ha instalado a Rusia como un actor ineludible en las relaciones internacionales. “Rusia está de retorno”, es la consigna. La unipolaridad representada por Washington, que duró algunos años luego de la implosión de la URSS, parece irreversiblemente superada.
 
LA HISTORIA

Ucrania y Rusia tienen una larga relación histórica. La voz Rus designaba desde antes del siglo VII a los pueblos que vivían en lo que hoy es Ucrania occidental, Bielorrusia y Rusia. Aun cuando Kiev, la capital de Ucrania, fue fundada por escandinavos, desde el siglo VI las regiones mencionadas ya habían sido ocupadas por pueblos eslavos. Hay una evidente consanguinidad no sólo biológica entre rusos y ucranianos.

Durante el siglo XIV, Ucrania estuvo bajo dominación lituana y polaca. Los tártaros mantuvieron el control sobre el litoral del Mar Negro. Kiev fue colonizada por los polacos y en el curso del siglo XV, en el concilio de Brest-Litovsk (la misma localidad en la que cuatro siglos después Lenin y los bolcheviques debieron ceder vastos territorios a Alemania), se oficializó la unión entre la Iglesia de Kiev y Roma y fue fundada la Iglesia Uniata, de rito greco-católico. Fue en ese siglo que adquirieron importancia los cosacos rutenios, quienes rehusaron adherir a la Iglesia Católica Romana y conservaron su lazo con la Iglesia Ortodoxa.

Los cosacos más que una etnia eran un grupo social de jinetes de la estepa utilizados por polacos y rusos contra los tártaros de Crimea. Fue en el siglo XVII cuando cosacos, rusos y tártaros pusieron fin a la dominación lituano-polaca y los primeros crearon un territorio autónomo llamado Ucrania (“Nuestro País”) en la cuenca del Dniéper. Al este del río, el territorio cosaco fue integrado a Rusia mediante el tratado de Pereïaslav (1654), y provocó un conflicto con Polonia. Durante el siglo XVIII, bajo el reinado del zar Pedro I, los cosacos fueron la punta de lanza de la expansión rusa en detrimento de Polonia y del imperio otomano. Luego Polonia fue repartida entre Austria y Rusia y Catalina la Grande impuso en el curso de la sexta guerra turco-rusa (1768-1774) un protectorado en Crimea, región definitivamente rusa desde la última década de ese siglo. De esta forma la mayoría del actual territorio ucraniano quedó bajo tutela rusa, las regiones de Bucovina y Besarabia en manos de Moldavia y la zona subcarpática de Rutenia, en poder de los húngaros.

La rusificación de Ucrania no impidió que escritores e intelectuales de lengua ucraniana, como Tarass Chevtchenko (1814-1861) mantuvieran viva la llama nacionalista, toda vez que numerosos ucranianos vivían bajo la dominación de diversos imperios europeos (Rusia, Austria, Hungría, Moldavia).
 
HISTORIA CONTEMPORANEA

Durante la década de los cincuenta del siglo XIX, Francia, Inglaterra y Turquía ocuparon Crimea (1853-1856). Londres pretendía reducir la influencia rusa que amagaba su dominación marítima y que codiciaba los estrechos en manos de los turcos otomanos. El pretexto fue la intervención rusa en Valaquia y Moldavia, destinada según Moscú a proteger a la población ortodoxa de los otomanos.

A fines del siglo XIX, Kiev era una gran ciudad de más de 500 mil habitantes y hasta la revolución rusa de febrero de 1917, Ucrania estuvo bajo dominio austriaco y ruso. Un mes después en la Rada (Parlamento) los ucranianos proclamaron la República Popular de Ucrania, siendo reconocida por Francia y Gran Bretaña. Un año más tarde debieron abandonar Kiev. El armisticio de Brest-Litovsk entregó Ucrania a Alemania y luego que éstos se retiraron, Ucrania sufrió un periodo de guerra civil, saqueos y enfrentamientos entre tropas rusas desmovilizadas, bandas de soldados alemanes desertores y tropas bolcheviques, amén del ejército anarquista de Néstor Makhno(1). Simón Petliura(2) será hasta octubre de 1920 el presidente de la República Popular de Ucrania. Al mismo tiempo con la disolución del imperio austro-húngaro, los nacionalistas ucranianos tomaron Galicia (Polonia) y proclamaron la República Popular de Ucrania Occidental en Lviv. La intervención de tropas franco-británicas y de rusos blancos (Denikin, Wrangel) acentuó el caos. Franceses e ingleses ocuparon Odessa y Sebastopol, pero dicha expedición fracasó entre otras razones por los motines surgidos entre las propias tropas franco-británicas en el Mar Negro y por la victoriosa resistencia bolchevique. Kiev será integrada a la URSS en 1922. La región bajo dominio austriaco de Lviv fue entregada a Polonia. La zona subcarpática a la recién creada Checoslovaquia (1918) y Bucovina, a Rumania.

En los años siguientes ocurrió la hambruna que causaría millones de víctimas. Con el pacto germano-soviético (1939) Ucrania se agrandó, incorporando territorios donde vivían minorías ucranianas: Besarabia, en Rumania y Transnistria (autoproclamada independiente en 1991, no reconocida por la ONU y reivindicada por Moldavia).
 
INVASION ALEMANA

Cuando Alemania invadió la URSS en 1941, ciertos ucranianos del oeste acogieron a la Wehrmacht nazi con los brazos abiertos y se integraron al ejército germano. Algunos nacionalistas crearon el Ejército Insurreccional Ucraniano, en el cual tuvo gran participación Stepan Bandera(3) que combatía al Ejército Rojo. Proclamó en 1941, en Lviv, la independencia de Ucrania, pero el régimen nazi consideró que esta vez se había pasado de la raya a pesar de combatir a su lado contra los soviéticos y lo envió al campo de concentración de Sachsenhausen.

Liberado en 1943, enfrentará el avance del Ejército Rojo. Después de 1945 vivirá en Alemania, amparado por las autoridades aliadas que alentaban la prosecución de la lucha armada en Ucrania. Las últimas acciones datan de los años cincuenta. En 1959, Bandera habría sido asesinado por los servicios soviéticos. En la ciudad de Termopil, una estatua es lugar de peregrinación de los nacionalistas y su nombre es reivindicado por sectores del Partido Ucraniano Svoboda (Libertad), de Oleg Tyahnybock, de gran participación en las acciones de la plaza Maidan en febrero de 2014.

En 1945 Polonia y la URSS se repartieron Galicia. Rutenia, antaño húngara, también fue atribuida a esta última. En 1954, Nikita Kruschev integró la Crimea a Ucrania, con ocasión del tercer centenario del tratado de Pereïaslav.

Desde 1954 el territorio de Ucrania tuvo 603.628 km², con una población de 46 millones de habitantes. Productor de cereales, trigo, maíz, betarragas, en el este tiene polos industriales alrededor de las ciudades de Kharkov (construcción aeronáutica), Donest (gas, metalurgia, carbón), Kryvyi Rih (siderurgia, hierro) y Dnipropetrovsk (industria aereoespacial). Es hacia estas regiones rusófilas que emigran los ucranianos en busca de trabajo.
 
UCRANIA INDEPENDIENTE

La independencia fue proclamada en 1991 y a fines de ese año, la URSS cesó de existir. Su separación de la URSS significó resolver la espinosa cuestión de la flota del Mar Negro con asiento en Crimea. Moscú conservó dicha flota y alquiló a Kiev las bases navales hasta 2017. Esta vía marítima estratégica permite el acceso al Mediterráneo por el estrecho del Bósforo y de los Dardanelos. En 1994, junto a EE.UU., Gran Bretaña, Ucrania y Rusia firmaron un acuerdo sobre el desmantelamiento de armas atómicas en su territorio y la prohibición de fabricarlas. Ucrania renunció además ingresar a la OTAN. Es este último aspecto el que más ha inquietado a Moscú, porque figura en el programa expuesto ya desde 2005 por el partido de la ex primera ministra Julia Timochenko, del ex presidente Yuchenko y del actual “presidente provisorio” Alejandro Turchinov, adherente este último a una secta bautista norteamericana.

El primer presidente de Ucrania independiente fue Leonidas Kravutchok, (1992-1994) ex apparatchik del PCUS en Ucrania, quien con un agudo sentido de la oportunidad adhirió rápidamente al partido socialdemócrata de Ucrania, firmando con Yeltsin y el bielorruso Stanislas Chuchkievich en Minsk, en 1991, la separación de la URSS. Le sucedió Leonidas Kutchma (1994-1999 y 1999-2004) también ex miembro del PC quien negoció con habilidad tanto con Moscú como con EE.UU. Reelecto en 1999, durante sus dos mandatos aplicó una drástica política económica de libre mercado que le valió el aliento de los occidentales y la ayuda del FMI por las privatizaciones de sectores económicos estatales. Preservó el ruso y el ucraniano como lenguas nacionales, y durante sus dos mandatos aceptó discutir sobre la eventual adhesión de Ucrania a la OTAN. Acusado de corrupción se refugió en Moscú y en las últimas elecciones presidenciales llamó a votar por Víctor Yanúkovich. En 2005 fue elegido el pro occidental Víctor Yuchenko, del partido Nuestra Ucrania, en el contexto de lo que la propaganda de la UE y de EE.UU. llamó “revolución naranja”, en realidad una operación de marketing comunicacional profusamente regado con miles de dólares para imponer al candidato pro occidental y someter a Ucrania a la tutela de la OTAN.

En esos años, como en el mes de febrero de 2014, los pro UE que protestaban por la decisión de Yanúkovich de no adherir a la asociación con la UE y pedían su dimisión, recibieron el apoyo desembozado del Open Society Institut del millonario húngaro-estadounidense-israelí Georges Soros, del National Institut del Partido Demócrata y de la organización de pantalla de los servicios estadounidenses, Freedom House. Yuchenko designó a Julia Timochenko como primer ministro en 2005. Acusada de corrupción y enriquecimiento ilegal por negociados gasíferos, su partido, el Bloque Timochenko, se distanció de la coalición Nuestra Patria y del presidente Yuchenko, pero en las legislativas de 2007 el Bloque T (Timochenko), Nuestra Patria y el partido socialista de Ucrania (SPU) se unieron contra la coalición del pro ruso Yanúkovich, del Partido de las Regiones, apoyado por el PC de Ucrania de Pietro Simonenko. En las legislativas anticipadas de 2007, el Partido de las Regiones obtuvo la mayoría con 34% de los sufragios. Julia Timochenko, en segunda posición con 30%, sobrepasó ampliamente al partido del presidente Yuchenko. Nuestra Patria, obtuvo 14%. El PC de Ucrania quedó en cuarto lugar con 5%, seguido del Bloque Lyvtyn (ex comunista) que luego se unió a la coalición de Timochenko y Nuestra Patria. En diciembre de 2007 Julia Timochenko fue designada de nuevo primer ministro y permaneció en el cargo hasta 2010. Acusada de corrupción y abuso de poder, incluso de complicidad en la obscura muerte de un rival en negocios gasíferos, el tribunal de Kiev la inculpó y permaneció en la cárcel desde 2011, hasta que por decreto de las autoridades del gobierno provisorio fue liberada en febrero pasado.

En la presidencial de 2010, fue elegido Yanúkovich, del Partido de las Regiones (48,45% en segunda vuelta); J. Timochenko, de la Coalición Patria obtuvo 45%; Sehrii Tipkho (13%, ex director del Banco Central); Arseni Yasiniuk (6%, abogado del banco austríaco Reiffesen Zentralbank). El ex presidente Víctor Yuchenko recolectó un humillante 5%. En las últimas legislativas realizadas en 2012, el Partido de las Regiones obtuvo 30% de los sufragios; Patria, de J. Timochenko, 25%; la Alianza Democrática del ex boxeador y pro occidental Vitaly Klychko, 13%; también 13% el Partido Comunista de Petro Symonenko y 11% Svoboda (Libertad), partido de extrema derecha.
 
RUSIA TOMA EL TIMON

Para paliar la difícil situación económica por la que atravesaba Ucrania, Moscú acordó un préstamo de 15 mil millones de dólares, en circunstancias que la UE y EE.UU. no estaban en condiciones de alimentar las alicaídas finanzas ucranias debido a la crisis que afectaba sobre todo a la primera. Usando el pretexto que los ucranianos querían la asociación con la UE, EE.UU. y su socia europea escogieron la prueba de fuerza y procedieron al derrocamiento de Yanúkovich, presidente legal, quien abandonó con muy poca entereza sus funciones y se refugió en Rusia.

Los enfrentamientos entre la policía ucraniana y los manifestantes de la plaza Maidan, causaron decenas de muertos, no únicamente imputables a la policía, como lo demuestran documentos exhibidos posteriormente, sino también a milicias armadas. Al respecto, Alejandro Yamanenko, de los servicios secretos ucranianos (SBU), refugiado hoy en Rusia, declaró en la TV rusa que EE.UU. habría entregado 5 millones de dólares a los servicios secretos ucranianos dirigidos por Andrés Paruby (actual jefe de seguridad en Ucrania) para comprar conciencias y políticos, generar una campaña de prensa internacional y armar a tiradores que dispararon contra los manifestantes y la policía en la plaza Maidan.

Después del golpe de Estado, como lo calificó Moscú, Rusia alentó a los numerosos ucranianos rusohablantes que querían ser ciudadanos rusos. Putin reconoció al gobierno autónomo de Crimea, que procedió a ocupar edificios oficiales y puntos estratégicos, amén de bases navales, aéreas y del ejército, y realizó un referéndum pidiendo su integración a Rusia. Ni la UE ni Washington se esperaban un desenlace parecido, más aún cuando en ciudades del este de Ucrania, mayoritariamente rusohablantes y donde se concentra el grueso de la industria pesada, comienzan ahora a estallar incidentes que presagian tal vez la partición del país. Putin ha dicho que no está en sus planes la anexión de Ucrania. Pero también ha dicho que no se quedará con los brazos cruzados en caso de que sean vulnerados los derechos de la población rusoparlante.

Se trata del conflicto más grave en Europa desde la dislocación de la URSS. Ambas partes (EE.UU./UE y Rusia) han invocado el principio enunciado a inicios del siglo XX por Woodrow Wilson: el derecho de los pueblos a disponer de sí mismos. Dicho principio se contradice con otro relativo a la intangibilidad de las fronteras heredadas del sangriento siglo XX.

EE.UU. y la UE, aparte de las bravuconadas y sanciones anunciadas, no están en condiciones de ejercer el papel de gendarmes de Europa. Al respecto, la diplomacia germana parece ser más cauta, sabiendo que necesita a Rusia para sus intercambios comerciales y suministro de gas.

Rusia, que Washington y la UE habían enterrado rápidamente, ha vuelto definitivamente a primer plano.
 

Notas:
(1) Néstor Makhno (1889-1934), anarquista ucraniano. Combatió a Denikin y a los intervencionistas extranjeros. Lenin le habría dicho: “Es una lástima que no haya más anarquistas como usted. Podríamos entendernos”. Llegó a tener un ejército de 50.000 hombres, pero se vio obligado a exiliarse en París ante la represión bolchevique. Obrero en Renault, murió pobre y fue enterrado en el cementerio parisino de Père Lachaise.
(2) Simón Petliura (1879-1926) Perteneció al partido socialdemócrata. Uno de los dirigentes de la República Ucrania de 1918 y jefe del Consejo Militar. Muy vinculado a Pilsudski y a Polonia. Exiliado en París, fue asesinado. Yanúkovich, de visita en París en 2005, se inclinó ante su tumba en el cementerio de Montparnasse.
(3) Stepan Bandera (1909-1959) nacionalista ucraniano, jefe del Ejército Insurrecional Ucraniano. Con otro nacionalista, Roman Chuchkevich, colaboró con la Wehrmacht nazi. Este último creó el batallón Nachtigal. Bandera, por su parte, tomó distancias de Alemania. Asesinado en München en 1959.
 
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 801, 4 de abril, 2014

 


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