Ucrania - Rusia 2

La operación militar de gran envergadura lanzada hace algunas horas por la Federación de Rusia, que ha seguido al reconocimiento de Vladimir Putin de la República Popular de Donestk y de Lugansk en el este de Ucrania constituye un hito mayor que modificará el tablero geopolítico europeo , tal vez duraderamente.

Al unísono, siguiendo una bien pauteada partitura, la propaganda occidental se ha desencadenado en contra de Rusia y particularmente de su máximo dirigente, tratando de demonizarlo sin decir una palabra sobre las responsabilidades que les incumbe a los dirigentes de EEUU y la UE en el intento por extender la OTAN hacia las fronteras de Rusia, organización militar creada recordemos en 1949 y destinada a hacer frente a la URSS. La preparación de esta tentativa de extensión de la OTAN había comenzado desde hace años y fue como la cereza encima de la torta, luego de la dislocación de la URSS. Por otro lado, los ejemplos del constante pisoteo de estadounidenses y europeos de la soberanía de los Estados (Yugoslavia, Kosovo, Siria, Iraq, Libia, Afganistán), amén de otras regiones del mundo. Cuando decíamos que la actual situación en Ucrania constituye un hito mayor que modificará la correlación de fuerzas en Europa. Ello demuestra que se hace necesaria la revisión de las instituciones internacionales, la primera de ellas, la ONU, que ha dado muestras de una parcialidad e inoperancia abismantes. Recordemos a su vez que la presencia de Francia en el Consejo de seguridad con derecho de veto, fue lograda en ruda lucha entre el general de Gaulle contra los Estados Unidos, quienes se oponían a ello.

Con todo, no se debe descartar que los dirigentes de la OTAN y de EEUU, hayan llevado a cabo un plan que constreñía a Rusia a no encontrar otra salida que la que finalmente ha decidido. Por otra parte, los Acuerdos de Minsk (2014) que habían impuesto un cese al fuego entre las milicias rusas de Donbass y las bandas armadas nazis del llamado Batallón Azov apoyadas por el ejército ucraniano, no fueron respetados. Al tenor de los acontecimientos, dichos Acuerdos son hoy letra muerta.

 

Hace algunos años (1990) Simon Dalby, geógrafo y analista irlandés publicó un libro sobre la creación de lo que denomina “una segunda guerra fría”. Nacida de un “think-tank”  controlado por los neoconservadores y que había elaborado en los años 70 el discurso y  la propaganda antisoviética , mostrando a la URSS como una amenaza para Occidente. Estopermitió a Ronald Reagan aumentar el presupuesto militar y acelerar la carrera armamentista. En el discurso propagandístico así elaborado, se identificaban tres ejes esenciales: a) la llamada “sovietología” y  el carácter autoritario de la URSS; b) el inútil realismo político con el enemigo soviético y la preparación de la guerra como única vía para garantizar la paz; c) Dalby esbozaba luego la conocida visión clásica del británico Halford J. Mackinder (1861-1947), cuyo postulado afirmaba el inevitable enfrentamiento de la potencia marítima (Gran Bretaña y hoy EEUU) con la potencia continental (Rusia/URSS).

Se trataba escribe Dalby de la “contención militarista” propugnada por EEUU. Porque si bien es cierto que Washington y Moscú firmaron los Tratados SALT (I y II), los EEUU de Reagan desarrollaron rápidamente la IDE (Iniciativa de Defensa Estratégica. Es decir, cubriéndose con la firma de tratados que limitaban los arsenales nucleares, desarrollaron la militarización del espacio (lo que no impidió que en 2018 Trump denunciara el FNI, sobre las armas de alcance mediano).

En Ucrania asistimos a una política permanente por parte de EEUU y la OTAN de cercar completamente a Rusia, que ha levantado cabeza  luego del desastroso período yelsiniano. En ese sentido la política exterior de EEUU no ha experimentado cambios notables comparado a administración precedente.

En Estados Unidos han surgido al mismo tiempo numerosas ONG y centros de estudios ligados al establishment militar y financiero, (Instituto Global dirigido por el ex director de la CIA; la Hoover Institution dirigida por Condoleza Rice). Todos estos centros de estudios califican a Rusia y China como los enemigos a combatir. Ha florecido desde entonces en el Centro de Estudios de Estrategia estadounidense la idea de un conflicto en Ucrania.

Como se sabe, el proyectado y publicitado Nuevo Siglo Norteamericano anunciado por Washington, hoy conoce una crisis de hegemonía. La humillante retirada de Afganistán  ha forzado a varios dirigentes estadounidenses a relativizar y minimizar la necesidad del diálogo entre las naciones y valorar una suerte de “disuasión militarizada”. Por otra parte, el autor norteamericano Robert Kaplan en su libro “La venganza de la geografía”, avanza la idea que  esta última impondría obligaciones o “misiones”, escribe :”Debemos ser una potencia que actúe como contrapeso en Europa”. El determinismo geográfico del que hace prueba Robert Kaplan, está por cierto presente en la voluntad de ir más allá en la extensión de la OTAN hasta un punto, que de acuerdo a los dirigentes rusos (Gorbachev, por ejemplo) y por boca de James Baker (secretario de Estado norteamericano) se había comprometido a no franquear.

Descrito como un autócrata por la propaganda occidental, Rusia se habría transformado en un régimen imperial “zarista” dirigido por Vladimir Putin. Este último habría tenido éxito en sacar a Rusia del marasmo consecutivo al fin de la URSS : parte de la población goza de un nivel de vida comparable a algunos países europeos, gracias a la renta petrolera y gasífera. El presupuesto destinado por V. Putin a la modernización y restructuración de las fuerzas armadas se explica por esta bonanza económica. Es sintomático que desde 2018, EEUU comenzó a acentuar su presión para lograr una ampliación de la OTAN, empujando a la dirigencia ucraniana en ese sentido. Kagan explica en su libro que si EEUU se retirase de Europa, esto podría implicar la posibilidad de un conflicto en el cual Rusia pudiera verse implicada. Se ha difundido luego la idea de la “disuasión militarizada” y el afianzamiento de la OTAN.

Hace muchos años fue publicado un decálogo de mentiras que pueden aplicarse a la actual andanada de embustes utilizada por la prensa servil adicta a la OTAN y a EEUU. He aquí :

  1. Nosotros (occidentales) no queremos la guerra. 2.La parte rusa es la única responsable de la guerra. 3. El líder ruso es díabólico 4.Nosotros, occidentales, defendemos una causa noble y no intereses particulares. 5. Rusia causa deliberadamente atrocidades, en cambio si nosotros cometemos algún abuso, este es involuntario. 6. El enemigo utiliza armas prohibidas. 7. Tenemos pocas bajas, las del enemigo son cuantiosas. 8. Los intelectuales y artistas nos apoyan. 9. Nuestra causa tiene un carácter sagrado. 10. Los que ponen en duda nuestras informaciones son traidores.

 

Paco Peña, París 24 de febrero de 2022.

 

 


 


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